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¿Aplaudirá el Sánchez Pizjuán a Joaquín en su adiós?

David Alonso
Joaquín jugará su último derby sevillano el 21 de mayo
Joaquín jugará su último derby sevillano el 21 de mayoAFP
El pasado jueves, Joaquín Sánchez, el arte hecho futbolista, anunció que había llegado el momento de la despedida. A punto de cumplir 42 años, el 17 del Betis, el extremo de la finta y el sprint, el ídolo del Villamarín, comunicó que, tras 23 temporadas en el fútbol profesional, 615 partidos en la Liga española y siendo el único que ha marcado en cuatro décadas diferentes (1990, 2000, 2010 y 2020), el momento de colgar las botas había llegado. Si lo hubiera hecho a principio de temporada habría salido ovacionado de todos (o casi) los campos españoles, como le ocurrió a Iniesta en su día, pero sólo quedaban 5 visitas por hacer 

El pasado sábado, en El Sadar, cuando salió al campo en el minuto 65 sustituyendo a William Carvalho, gran parte de la afición osasunista se puso en pie para ovacionar al 17 del Betis, a un hombre empático por naturaleza, que no ha generado odio ni fobias durante sus más de dos décadas como jugador profesional. 

Un lunar en el paseo triunfal de Iniesta

En la temporada 17-18, la última de Iniesta en LaLiga, Andrés salió ovacionado de casi todos los estadios, incluido el Bernabéu. En unos lo hicieron con más intensidad que en otros, pero el reconocimiento fue general. Sólo hubo una mancha en esa despedida por la puerta grande. En San Mamés no se apreciaba al genio de Fuentealbilla y si lo hacían lo disimulaban muy bien. Al margen de razones políticas (en los sectores más nacionalistas del estadio no gustaba que fuese reconocido como el héroe de España tras su gol en Sudáfrica), en 2010 Mateu Lahoz expulsó a Amorebieta por una entrada a Iniesta. Gran parte del público entendió que el 8 del Barca había exagerado la caída y había ayudado a Mateu a sacar la roja.

Desde entonces le hicieron la cruz a Andrés. Unas declaraciones suyas posteriores avivaron el fuego. Antes de la última visita del Barça al viejo San Mamés, al ser preguntado por La Catedral, Iniesta dijo: “Para mí es un estadio más, es como jugar en otro campo. Eso es más para la afición del Athletic”, lo cual fue interpretado por la afición del Athletic como una ofensa y cualquier posibilidad de perdón se evaporó para siempre.

Una oportunidad para unir 

Joaquín salió ovacionado de Pamplona y le quedan otras cuatro despedidas en campos ajenos: Camp Nou, San Mamés, Sánchez Pizjuán y Girona, antes de despedirse ante su público, el 4 de junio, frente al Valencia. 

El 21 de mayo estará en su último derby sevillano y sería un homenaje al fútbol que, al menos una parte de la afición sevillista, aplaudiese a uno de los jugadores más carismáticos de nuestro fútbol. Igual que diversos sectores de la grada del Bernabéu aplaudieron en su día a Iniesta o a Ronaldinho, esa jornada será un gran momento para, por unos segundos, aparcar rencores, odios y rivalidad extrema y aplaudir a un hombre bueno, alejado de las polémicas, amigo del buen humor, un tipo nacido para caer bien a todos. Ningún sevillista debería sentir pudor por ovacionar al aspirante a torero, al fenómeno del Puerto de Santamaría, a uno de los jugadores que más ha hecho por unir en el fútbol, por muy verdiblanco que sea, que lo es. No hace falta valentía para eso, sólo un poco de sensatez y de bondad, de reconocimiento a una trayectoria impecable ¿Se atreverá el Pizjuán? Con que lo haga una parte de la grada ya habrá sido un éxito. En el fútbol, como en la vida, hay situaciones que requieren hacer un paréntesis y esa será, sin duda, una de ellas.