El GP de México rompe récord de asistencia y negociará un nuevo contrato con la Fórmula 1
A pesar de los estragos vividos por Sergio ‘Checo’ Pérez, quien vive sin duda uno de los peores momentos de su carrera, el Gran Premio de México ha vuelto a forjar un récord de asistencia en el Autódromo Hermanos Rodríguez, consolidándose como un éxito rotundo como espectáculo en el país, a tan sólo un año de que concluya el contrato que lo mantiene en el calendario de la Fórmula 1.
Por quinto año consecutivo, el Gran Premio de México puede presumir tener un máximo aforo durante todo un fin de semana de actividades, días en los que las conversaciones de los 22 millones de sus habitantes giran en torno a la Fórmula 1, su derrama económica y sobre las expectativas –casi nunca cumplidas— que hay sobre Checo, el piloto mexicano consentido de la gente.
En total, el Gran Premio de México registró, durante los tres días de actividades, 404,958 asistentes. Esos poco más de cuatro mil personas más que en la edición pasada confirman lo que en el circuito ya se sabía: México es garantía y una de las mejores carreras de todo el calendario.
El Gran Premio de México por “varios años más”
Este contexto estadístico, junto a la importancia y dinamismo que la carrera tiene, sin lugar a dudas, en todos los mexicanos –y en general en Latinoamérica— son las cartas fuertes para que los encargados del Gran Premio de México se sienten a negociar con Liberty Media, propietaria de Formula One Group, con toda la intención de cerrar un contrato más lucrativo.
Para fortuna de los organizadores, las autoridades de la Ciudad de México también ven con buenos ojos continuar con la fiebre de la Fórmula 1 en el país y, sobre todo, aprovechar la derrama económica alrededor del evento. Clara Brugada, recientemente elegida como jefa de Gobierno de la capital mexicana, dijo en días previos a la carrera que tenía “toda la voluntad” para que esto ocurra.
“Para ello vamos a trabajar de la mano con los organizadores y sectores empresariales para que continúe", aseguró Brugada, quien resaltó la importancia de que, “sin destinar dinero de los contribuyentes, tengamos Fórmula 1 por varios años más".
Una tradición a fuego lento
Pero lo que en la actualidad es una historia de éxito comercial y emocional comenzó siendo un espectáculo que tuvo que recorrer un camino cuesta arriba, tras el regreso de la Ciudad de México al calendario de la máxima categoría del automovilismo en 2015. Durante las primeras cuatro ediciones, los organizadores tuvieron un par de reveses, antes de sufrir por cuestiones políticas y por una pandemia que paralizó al planeta.
El Gran Premio de México tuvo en 2015 unos nada despreciables 336,000 asistentes y 339, 967 al año siguiente. Y aunque ese incremento fue pequeño para las expectativas, los organizadores tuvieron que soportar dos años consecutivos a la baja con 337,043 personas y 334,956, en 2017 y 2018, respectivamente.
Para colmo, el evento tuvo que soportar cuestiones políticas, luego de que se confirmara que México sería gobernador por primera vez por la izquierda. Gobernada por el mismo partido, Morena, la capital del país adoptó una filosofía de reducir gastos en pos, según decían, de proyectos que beneficiaran a los más desfavorecidos.
En voz de Claudia Sheinbaum, quien fuera jefa de Gobierno de la ciudad en aquellos años y ahora recién electa presidenta del país, se anunció que la edición de 2019 del Gran Premio sería la última a realizarse. Sin embargo, confiando en la pasión de la gente y en lo redituable que podría ser el evento, los organizadores lograron mantenerlo a flote con iniciativa privada. Aquel año significó el repunte de asistencia esperado con 345,694 de personas durante todo el fin de semana.
Y, aunque la pandemia significó poner en pausa esa ebullición emocional multitudinaria, desde 2021 el Gran Premio de México la asistencia ha ido aumentando hasta lograr casi 30,000 personas en cuatro años y superando la barrera, por segunda vez consecutiva, de 400,000 asistentes.
La consolidación en el 10mo. Aniversario
En este camino, ninguno de los involucrados en la organización hubiera imaginado que, a 10 años de la primera edición en el regreso de la Fórmula 1 al país, iban a poder negociar la renovación de un contrato con todo a su favor, mientras también prevén traer nuevos espectáculos al autódromo.
“La respuesta es increíble, hemos tenido casa llena, contento de construir una plataforma para apostar para que haya más Fórmula 1 en México”, precisó antes de la última edición Rodrigo Sánchez, director de marketing del Gran Premio de México.
Pero, más allá de la esperada renovación, Sánchez tiene clara el hambre de los mexicanos por más eventos de automovilismo. Por eso, confiando en que la pasión seguirá de su lado y la derrama económica continuará al alza, el directivo recordó que habrá una carrera de Nascar y que está casi cerrado tener una fecha de IndyCar.
Una buena noticia para una ciudad, y un país, que ha confirmado ser mercado, desde lo cuantitativo, para la Fórmula 1. Pero también desde un enfoque que es imposible de medir, ese que sólo se puede presenciar desde el cuero estremecido y los pelos de punta. Ese que los mexicanos provocan a los pilotos de la máxima categoría, quienes han entendido que en México existe una pasión a la que hay que volver una vez al año.