En las finales de los playoffs suele funcionar mejor aquello del que ríe primero, ríe dos veces. Y el Barça se agarró a su ventaja de campo para abrochar el primer triunfo ante su eterno y más encarnizado enemigo. Una pequeña revancha por la derrota en la Euroliga que deberá confirmar este domingo, de nuevo en la Ciudad Condal.
Pero fue el Real Madrid, bajando los decibelios de un Palau lleno a reventar, el que golpeó primero en la línea de flotación con una intensidad y acierto superiores que sorprendió desde el salto inicial (0-6) y que les llevó a disfrutar de ocho puntos de ventaja, con Tavares dominando desde las alturas, y a poner a Jasikevicius de los nervios. El lituano miró al banquillo y encontró la piedra filosofal. Con Jokubaitis dirigiendo (5 asistencias) y Sanli anotando triples como un descosido (3/3), concluyó el primer cuarto 28-23, con un 10-2 de parcial.
Activada la fórmula de los triples que les salvó la vida en cuartos y en semis, los azulgrana se escaparon de 7 (37-30), pero sufrieron la tercera falta de Satoransky y el apagón sin el checo. El Clásico se puso entonces de cara para los clásicos, osea, Sergio Rodríguez, Rudy y Llull, quienes pagaron con la misma moneda desde el perímetro para, asociados con Tavares (13 puntos), liderar la remontada y llegar al descanso por delante (47-50).
La defensa, la solución
Para los espectadores, fue un espectáculo esa primera mitad, repleta de acciones ofensivas. Pero los técnicos sólo veían agujeros que tapar e imaginaban trampas que colocar a su rival. De primero de baloncesto que todo iba a cambiar tras el regreso a la cancha. Basta el 16-11 del tercer cuarto para comprobar que los jugadores se vaciaron en defensa. Y ahí estuvieron más finos los azulgrana, que dejaron al Madrid en un 34 % de acierto en el tiro. Al Barça le fue aún peor desde el 6.75 (1/8), pero le salvó el rebote y una mejor circulación de balón para voltear el electrónico y entrar en los diez últimos minutos en ventaja (63-61).
El Madrid estaba en problemas, incapaz de encontrar posiciones cómodas, de implicar a Tavares -dos puntos sólo desde el ecuador-, perdiendo posesiones y sufriendo con el regreso a cancha de Satoransky y de Laprovittola (19 puntos y 5 asistencias). A cinco minutos del final se encontró 10 abajo (80-70). O reaccionaba o a dormir doloridos. Y reaccionaron los de Chus Mateo... pero apareció Mirotic (14 puntos y 7 rebotes) para anularla y, de paso, acallar bocas en el palco.
Aun así, al campeón de Europa hay que ganarle varias veces. Y más si el Chacho (16 puntos) está en plenitud. Pero esta vez el Barça no flaqueó y aguantó las embestidas para llevarse el triunfo por 97-88.
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