Catar denuncia campaña de críticas "sin precedentes" por el Mundial de fútbol
El reino conservador y rico en recursos energéticos gastó miles de millones de dólares para organizar el primer Mundial de fútbol en un país árabe, pero se enfrentó a numerosos ataques por la cuestión de los derechos humanos.
En una muestra pública de enfado poco habitual, el emir Tamim bin Hamad al Thani dijo que Catar era víctima de "fabricaciones y dobles raseros" e insinuó que había motivos ocultos detrás de estas críticas.
"Desde que ganamos el honor de organizar la Copa del Mundo, Catar ha estado sujeto a una campaña sin precedentes que ningún país organizador ha enfrentado", dijo en un discurso ante el consejo legislativo.
La FIFA otorgó el Mundial a Catar después de un polémico proceso de selección en 2010. Desde entonces, este país del Golfo enfrentó numerosas críticas por el trato a los trabajadores migrantes y por la situación de los derechos de la mujer y del colectivo LGTBQ.
Esta semana, el gobierno reaccionó indignado a un informe de la ONG Human Rights Watch que acusó a la policía de detener arbitrariamente y abusar de miembros de la comunidad LGTBQ antes del Mundial.
"Inicialmente lidiamos con esta cuestión de buena fe e incluso consideramos que algo de criticismo era positivo y útil, ayudándonos a desarrollar aspectos que necesitaban ser desarrollados", dijo el emir en su discurso.
"Pero pronto quedó claro para nosotros que la campaña continúa, se expande e incluye fabricaciones y dobles raseros, hasta alcanzar tal cantidad de ferocidad que me hace preguntarme, desafortunadamente, sobre las razones y los motivos reales detrás de esta campaña", añadió.
"Una gran prueba"
El torneo de 29 días debe atraer a más de un millón de seguidores extranjeros a esta pequeña península rica en gas, con menos de tres millones de habitantes.
El evento es una oportunidad para mostrar "quiénes somos, no solo en cuanto a nuestra economía e instituciones, pero también en cuanto a la identidad de nuestra civilización", defendió el emir.
"Es una gran prueba para un país del tamaño de Catar que impresiona al mundo entero con lo que ya ha conseguido", afirmó.
La homosexualidad es ilegal en Catar y los críticos aseguran que los derechos de las mujeres están restringidos por leyes de tutela masculina.
El país árabe también enfrentó acusaciones por las condiciones de trabajo de los migrantes que construyeron la infraestructura que permitió el milagro económico de Catar.
Los extranjeros representan más de 2,5 millones de los 2,9 millones de población.
Las condiciones en las obras fueron condenadas por sindicatos internacionales, que criticaron los estándares de seguridad y las largas horas de trabajo bajo altas temperaturas.
Grupos como Human Rights Watch o Amnistía Internacional insisten que Catar y la FIFA deberían hacer más para compensar a los trabajadores que murieron o resultaron heridos en estos proyectos.
En concreto, solicitan a la FIFA una indemnización de 440 millones de dólares, equivalente al premio que recibe el ganador del torneo.
Pero los mismos líderes sindicales que criticaron el gobierno, también reconocen las reformas implementadas.
Tras una visita esta semana, Luca Visentini, secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos, dijo a la AFP que deben hacerse más progresos, pero que Catar debe considerar "una historia de éxito".
"El Mundial fue, sin dudas, una oportunidad de acelerar el cambio y estas reformas pueden constituir un buen ejemplo a aplicar a otros países que acogen grandes eventos deportivos", afirmó.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha defendido repetidamente Catar y dijo que este Mundial será "el mejor de todos los tiempos".