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Poels gana la etapa a Evenepoel y Sepp Kuss es ganador virtual de la Vuelta

David Alonso
Kuss, Vingegaard y Roglic, los tres amigos, celebran la victoria final del norteamericano.
Kuss, Vingegaard y Roglic, los tres amigos, celebran la victoria final del norteamericano.@lavuelta
Lo consiguió. El estadounidense Sepp Kuss (29), acostumbrado durante toda su carrera a ayudar a otros a conseguir éxitos, va a saber lo que es saborearlo él mismo. En la última etapa con serias complicaciones, por la sierra de Madrid, con diez subidas a puertos de tercera categoría, el gregario convertido en gallo no podía flaquear ni dar señales de debilidad. Su moral llegaría donde no lo hiciesen sus piernas. La gloria era el premio. El domingo podrá disfrutarlo en toda su plenitud. 

En la etapa más larga de la ronda española (208 kilómetros) la victoria fue para el neerlandés Poels, que logró sorprender y batir al coloso Remco Evenepoel. No muchos pueden presumir de algo así. La película de la etapa tuvo muchos protagonistas. Casi desde la salida se formó una fuga de 31 corredores que, al paso por el Monasterio de El Escorial, lograba más de tres minutos de ventaja sobre el pelotón, que dejó hacer su camino a los aventureros. Evenepoel, otra vez, se metió entre los valientes. Junto a él, Cortina, Bardet, Poels, Lenny Martínez, Kamna, Soler, Rui Costa y Kelderman entre otros.

La propia dureza de la carrera hizo su selección natural. Tras el sube y baja continuo, un grupo reducido llegó a la meta en Guadarrama. Cuando todo parecía encaminado a una nueva victoria del caimán belga, Poels arrancó con fuerza a 500 metros de meta. Parecía demasiado lejos, sobre todo teniendo al gran Remco detrás. Sin embargo, el veterano del Bahrain (35 años), aguantó la embestida final de Evenepoel. Pelayo Sánchez, del Burgos-BH fue tercero. 

Por detrás, el pelotón se lo tomó con calma, a sabiendas de que estaba todo el pescado vendido. Los tres mosqueteros del Jumbo se permitieron el lujo de aminorar el ritmo para entrar juntos en la meta en una foto para el recuerdo. Kuss en el centro, con Vingegaard a su derecha y Roglic a la izquierda. Esta vez la carroza no se convertirá en calabaza y Cenicienta podrá seguir bailando. Queda la gran fiesta de Madrid.