El fiestón de La Familia, la selección campeona de Europa de baloncesto
A grandes gestas, grandes reconocimientos. Y España, sus jugadores de baloncesto, los que han formado una FAMILIA, así en letras mayúsculas, no merecían otra cosa que un reconocimiento multitudinario de los aficionados. Y también una de las mejores fiestas para celebrar que, por cuarta vez, son campeones de Europa. Cuando nadie lo podía esperar, ellos lo consiguieron.
De la sapiencia del cuerpo técnico liderado por Sergio Scariolo hasta los 12 jugadores que certificaron el triunfo ante Francia, sin olvidar a aquellos que participaron en las ventanas y se quedaron en el camino hacia Berlín, de todos se acordaron en el espectáculo organizado en un Wizink Center lleno a reventar ante miles de enfervorizados seguidores.
Por supuesto, con Scariolo, en cuanto su nombre sonó por la megafonía, se prendió la llama de la pasión y de la entrega. El público lo aclamó y él respondió. “Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Nosotros lo hemos hecho y es para vosotros”.
El ‘padre’ de la ‘criatura’ dejó paso entonces a sus pupilos. Y la liaron parda, como ya hicieron en el parquet. Uno de los más aclamados fue, sin duda, Alberto Díaz. Al malagueño, repescado a última hora para el Eurobasket por la lesión de Llull, casi no le dejaron ni hablar del mismo modo que él no ha dejado respirar a ninguna de las estrellas rivales. “Alberto, Alberto”, se escuchaba multiplicado por mil. Él, por su parte, respondió con un "esto ha sido como tocar el cielo". Los Hernangómez, Juancho y Willy, parecían estrellas del rock. O de Hollywood, que se lo pregunen a Adam Sandler. Y así con todos hasta que llegó Rudy Fernández.
La emoción de Rudy Fernández
El gran capitán de la selección, con los sentimientos a flor de piel, dio las gracias a Scariolo y a sus compañeros. “Me habéis hecho creer que podíamos conseguirlo y me habéis hecho disfrutar como si tuviera 20 años otra vez”, acertó a decir para finalizar con un “Viva España” que luego repetiría el nacionalizado Lorenzo Brown, cuyo origen ahora se sitúa, según sus compañeros a modo de guasa, en Albacete.
La gran fiesta se cerró, después de muchas palabras de agradecimiento y una alegría más que justificada, con una foto de familia -cómo no- con toda la selección al frente y la afición española detrás, festejando y jaleando aquello de “campeones de Europa, campeones de Europa”.