El Sporting de Gijón, de las penas ligueras a repetir en los octavos de Copa
No corren buenos tiempos en El Molinón. El Sporting de Gijón bajó a LaLiga Smartbank hace más de un lustro y la afición ya tiene el cuerpo hecho a competir un escalón por debajo de la élite, pero involucionar es lo peor que le puede pasar a un club, sobre todo en una categoría tan complicada. Disputaron los playoffs de ascenso un año después de descender y acariciaron los mismos, con dos puntos menos que el Rayo Vallecano, en la campaña 2020/21.
Más allá de esas dos temporadas realmente ilusionantes pese al triste desenlace, la mediocridad ha sido una constante. No estuvieron a mal nivel en el curso 2018/19, aunque se quedaron a siete puntos del sexto clasificado, pero tuvieron que conformarse con terminar en la zona media de la tabla en la siguiente y llegaron a acudir a la fe divina para evitar la tragedia hace tan solo unos meses, cuando coquetearon con caer a Primera RFEF, igual que otro gigante como el Málaga.
No hay indicios de que el Sporting pueda volver a la división de oro entre mayo o junio de 2023, aunque cosas más raras se han visto en esta categoría (el propio equipo asturiano era líder tras las siete primeras jornadas en la recién mencionada 2021/22), y dada la posición actual (duodécima) podría haber pocas emociones en la segunda vuelta de la competición. Por el momento, la distancia sobre los puestos rojos de la tabla es de seis puntos, uno menos respecto a la promoción.
Ningún equipo de Segunda ha empatado más veces (nueve) que el cuadro gijonés, con las mismas victorias que derrotas (seis). Son números para conseguir una insulsa permanencia y no sufrir, aunque ya sería un paso adelante respecto a lo vivido en 2022, cuando los asturianos protagonizaron rachas de cuatro partidos perdidos de forma consecutiva o seis de los últimos siete. Además, ganaron únicamente dos encuentros desde el 20 de febrero hasta el 29 de mayo. Terminaron tres puntos por encima del Amorebieta.
La Copa del Rey como bálsamo
El Sporting de Gijón es uno de los equipos clasificados para los octavos de final. Sufrieron para eliminar al Beasain e incluso tuvieron que llegar a la prórroga, pero pasaron casi sin despeinarse en la visita al Numancia, un clásico de Segunda en el siglo XXI. Y esta misma semana, pese a jugar contra un Primera como el Rayo Vallecano, se hicieron fuertes como anfitriones para hacer vibrar a una afición que necesita de noches así para volver a ilusionarse con el proyecto que comanda Abelardo.
Lo vivido esta semana no es ninguna excepción porque ya llegaron a octavos hace un año, ronda en la que cayeron eliminados por el Cádiz a través de los penaltis. Estuvieron al borde de colarse entre los ocho mejores del torneo, pero el desenlace fue amargo. Van a tener una nueva oportunidad este mes, aunque tendrán que volver a lidiar contra otro rival de mayor categoría y ni mucho menos será sencillo. El Molinón podría recibir la visita del Real Madrid o del Barcelona, algo que muchos niños no han vivido nunca.
Esta es la cuarta participación del Sporting en los octavos de final de la Copa del Rey en lo que llevamos de siglo (temporadas 2001/02 y 2008/09). Además, no repetía en dicha ronda desde finales de los 80 y mediados de los 90, cuando encadenó nueve presencias consecutivas. En la campaña 1989/90 cayó en cuartos frente a, precisamente, el conjunto de la Tacita de Plata, mientras que en 1991, 1992 y 1995 llegó hasta las semifinales (perdió contra Mallorca, Real Madrid y Deportivo de la Coruña respectivamente).