La NFL ha seleccionado Glendale (Arizona) para celebrar la Super Bowl LVII que disputarán los Philadelphia Eagles y los Kansas City Chiefs en el moderno State Farm Stadium. Un estadio muy moderno que normalmente da cabida a 63.400 espectadores, pero que el 12 de febrero acogerá cerca de 73.000.
Con esta designación la liga de fútbol americano se mantuvo en su línea de buscar localizaciones en las que el buen tiempo sea característico para que los asistentes al evento disfruten de un fin de semana muy agradable. El feudo de los Arizona Cardinals ofrece muchas posibilidades y es elegido con regularidad para albergar todo tipo de competiciones deportivas. Así fue en 2008 y 2015 con otras dos finales; en 2017 con la Final Four de la NCAA de baloncesto universitario; o tres partidos de la Copa América Centenario de 2016.
Este State Farm Stadium se inauguró en 2006. Desde entonces cuenta con tecnologías que ahora estamos conociendo más de cerca con la remodelación del Estadio Santiago Bernabéu y nos parecen supernovedosas. Entre ellas se encuentran la superficie de juego y el techo retráctiles.
Eagles y Chiefs se verán las caras sobre una parrilla de césped natural que sube en una sola bandeja desde el foso de aproximadamente un metro de profundidad en el que está contenido, lo que permite desplegar un suelo adicional para otro tipo de eventos. Por su parte, la cobertura del coliseo de los Cardinals fue el mayor desafío en la construcción, ya que opera en pendiente y precisa de un sistema de 480 de potencia para mover los dos paneles que lo conforman.
Fue el primer recinto de America del Norte que contó con estas novedades y creó tendencia para otros que vinieron más adelante. Con sus remodelaciones de los años 2014 y 2017 ha conseguido mantenerse actual para seguir siendo sede de acontecimientos deportivos y de otra índole.
Precedentes en Super Bowl
Desde su inauguración en 2006, la NFL ha confiado en el State Farm Stadium de Glendale para acoger dos Super Bowls. La primera fue la edición 42, en 2008. Tuvo como protagonistas a los New York Giants y a los New England Patriots. Los neoyorquinos se impusieron 17-14 delante de 71.101 aficionados.
Ya en 2015 tuvo lugar la segunda. Tom Brady (45) volvió a Arizona para llevarse el 49º partido por el trofeo Lombardi y colocarse su cuarto anillo de campeón. El quarterback de San Mateo (California) se deshizo de los Seahawks (28-24) merced a sus 328 yardas de pase y cuatro touchdowns que le valieron su tercer MVP de la Super Bowl.
Sin duda, el escenario de estos encuentros estuvo a la altura de las circunstancias. Se pudo ver a decenas de personalidades de todos los ámbitos en sus 88 palcos y más de 7.500 asientos tipo club. En las gradas el espectáculo estará servido, solo queda esperar que Philadelphia y Kansas City lo igualen sobre el terreno de juego.