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El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se pronuncia sobre el caso Semenya

AFP
Semenya compite en Eugene (2022)
Semenya compite en Eugene (2022)Profimedia
Un nuevo episodio en el caso de la sudafricana, expectante sobre lo que el organismo continental pueda emitir este martes acerca de la solicitud que presentó la atleta, a la que se impide participar en ciertas carreras porque se niega a someterse a un tratamiento para bajar su tasa de testosterona.

La deportista de 32 años decidió acudir a Estrasburgo en contra de Suiza, cuya justicia confirmó en agosto de 2020 que la atleta hiperandrógina debía someterse a un tratamiento hormonal si quería poder competir en su distancia favorita, los 800 metros.

Sus abogados estiman que la justicia suiza "faltó a sus obligaciones de protegerla contra la violación de sus derechos, en virtud de la Convención Europea de los Derechos Humanos".

Caster Semenya acudió también ante el CEDH al estimar que se dan violaciones de la Convención Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos, especialmente de los artículos 3 (prohibición de tratamientos inhumanos o degradantes), 8 (derecho al respeto a la vida privada), 14 (prohibición de discriminación), 6 (derecho a un juicio justo) y 13 (derecho a un recurso efectivo).

La atleta presenta un exceso natural de hormonas sexuales masculinas. Desde hace más de una década mantiene un pulso al respecto con la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics, ex IAAF).

Apoyándose en informes de expertos, World Athletics definió en abril de 2018 un umbral máximo de testosterona (5 nanomoles por litros de sangre) para poder competir en categoría femenina en distancias que van desde los 400 metros a la milla (1.609 metros). En ese rango de pruebas se encuentran los 800 metros, la distancia predilecta de Semenya.

Test de femineidad

Semenya, doble campeona olímpica (2012, 2016) y triple campeona mundial (2009, 2011, 2017), ha perdido ya varios recursos.

El Tribunal Supremo Suizo había confirmado el 25 de agosto de 2020, en nombre de la "equidad deportiva", una precedente decisión del Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) de 2019, que validaba la reglamentación de World Athletics sobre el umbral máximo de testosterona.

El mundo del atletismo, pendiente a lo que exponga el Tribunal de DD.HH.
El mundo del atletismo, pendiente a lo que exponga el Tribunal de DD.HH.MARVIN RECINOS / AFP

"Estoy muy decepcionada por ese fallo, pero me niego a dejar que World Athletics me drogue o me impida ser quien soy", había reaccionado entonces la sudafricana, prometiendo luchar "por los Derechos Humanos de las mujeres atletas, en la pista y fuera de ella, hasta que podamos correr tan libres como hemos nacido".

Semenya generó ya debates públicamente cuando se dio a conocer, especialmente en el Mundial de Berlín (2009). Tuvo que pasar ya en aquellos inicios unos once meses sin competir y realizar un "test de femineidad".

Se ha negado en cualquier caso a someterse a ningún tratamiento en contra de sus valores biológicos naturales.

"Una ventaja insuperable"

Incluso el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en una inhabitual entrada en el mundo del deporte, le dio en 2019 un apoyo unánime y desaprobó la reglamentación de World Athletics.

Pero el Tribunal Federal de Lausana hizo prevalecer "la equidad en las competiciones" como "principio que guía el deporte", estimando que una tasa de testosterona comparable a la de los hombres confiere a una atleta femenina "una ventaja insuperable".

Desde su revelación internacional en 2009, la joven mujer se ha convertido en un estandarte y un símbolo de las atletas hiperandróginas.

Al no poder correr en los 800 metros, Semenya ha intentando reconvertirse en atleta de distancias más largas, que escapan al rango del reglamento de World Athletics, pero no ha conseguido en ellas grandes éxitos: en el Mundial de Eugene (Estados Unidos) de 2022 fue eliminada en las series de los 5.000 metros y no había logrado ni siquiera clasificarse para los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021.