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El Valencia, cerca del abismo y un peligroso espejo del hundido Málaga

César Suárez - Rafael Gómez Hoyos
Una de las manifestaciones de la afición valencianista contra Peter Lim
Una de las manifestaciones de la afición valencianista contra Peter LimProfimedia
El Valencia, por palmarés y número de seguidores, es uno de los grandes del fútbol español. Sin embargo, este deporte no tiene memoria y sólo vive del presente. Y la actualidad dicta que este club está muy lejos de ser aquel que fue, no sólo a nivel deportivo sino por la crispación social que rodea la gestión de su máximo accionista, el discutido y polémico Peter Lim.

Diez entrenadores y tres presidentes en nueve años. Un hombre joven sin experiencia alguna, hijo del dueño para más señas, como consejero. Fichajes realizados por amigos agentes, y no por el director deportivo de turno, que no rinden. Temporadas en las que no se cumplen ninguno de los objetivos planificados en el verano. Y todo en medio de una crisis social y económica que hace que el Valencia camine sobre arenas movedizas y viendo de cerca el abismo. 

El equipo che está en la penumbra de LaLiga, al borde del descenso. 20 puntos de 60 posibles, uno sobre el descenso. Cinco victorias, cinco empates y 10 derrotas. Un jugador de 35 años como referente del vestuario (Edinson Cavani). Un arquero que evita goleadas apoteósicas en el ecuador de la campaña con más de seis paradas por partido (Giorgi Mamardashvili). Un entrenador de la casa, Voro, que, después del adiós de Gattuso, prefiere ejercer en su puesto de delegado antes que estar en el banquillo comiéndose marrones.

Lim con su hijo, Layhoon Chan, Corona y Gattuso
Lim con su hijo, Layhoon Chan, Corona y GattusoValencia CF

Lo de Gattuso ha sido la gota que ha colmado el vaso para una hinchada que, en gran parte y a pesar de los irregulares números, se sentía conforme con los planteamientos el antiguo campeón del mundo. Pero el italiano dijo basta cuando Peter Lim volvió a dar largas a reforzar el equipo en el mercado de invierno. Su renuncia desembocó en otra crisis para el directivo singapurense que hace mucho que no se pasa por Valencia. Como si no le importase. 

Una historia que se asemeja a la del Málaga

Por mucho que la actual presidenta y mano derecha de Lim, Layhoon Chan, niegue la mayor, la realidad es que el Valencia de Lim se asemeja más de lo que parece al Málaga del jeque catarí Abdullah Bin Nasser Al Thani. Y eso no es nada bueno para la entidad de Mestalla

El Málaga era un club ascensor, de los que sobrevivía un año por no bajar a Segunda y otro por volver a Primera. Salvo la época gloriosa del recordado Joaquín Peiró, con el que ganaron la Intertoto y alcanzaron los cuartos de final de la extinta Copa de la Uefa, siempre habían sufrido. Hasta que llegaron los millones cataríes de un Al Thani que prometió hacer del Málaga uno de los grandes de Europa. 

Abdullah Bin Nasser Al Thani
Abdullah Bin Nasser Al ThaniMálaga CF

En su primera temporada, con el portugués Jesualdo Ferreira al frente y unos fichajes en verano más que discutidos por su elevado coste y baja calidad, el equipo cayó en el abismo. Hasta que no llegó Pellegrini, y con él Demichelis y Baptista, no se arregló el desaguisado. En la siguiente se aumentó la inversión, se hicieron mejores fichajes, jugadores con renombre y reconocidos, y el equipo se clasificó para la Champions. Pero ahí detuvo Al Thani su inversión. Se aburrió del juguete y aunque el Málaga fue eliminado en cuartos por el Dortmund de Jurgen Klopp en uno de los robos arbitrales más descarados que se recuerdan, a los futbolistas se les debía mucho dinero. Y las deudas alcanzaban también a otros clubes e incluso a la Hacienda española. Más de 100 millones en total. 

Al Thani se quitó de en medio -como Lim-, y dejó la gestión en otras manos más expertas. Cuando el club, una vez vendidas todas las estrellas y reducida la deuda, se estabilizó, reapareció para volver a ocasionar el caos. Y, entre otros turbios asuntos económicos que se están juzgando en la actualidad, nombró a sus hijos consejeros. La única experiencia de estos con el fútbol eran los juegos de la Play Station. Y aun así, ahí estaban con sueldos de altos ejecutivos que el Málaga no se podía permitir. 

De vuelta al Valencia

Como se puede apreciar, hay muchos paralelismos con la historia del Valencia desde que Lim se hizo con la mayoría accionarial. Antes de su llegada, los ché fueron durante muchos años el tercer equipo español en importancia tras Real Madrid y Barcelona. La llegada del inversor de Singapur suponía la oportunidad para, con sus millones, acercarse a estos dos gigantes. Pero el Valencia pasó de aquella idea a convertirse en una entidad vulgar, en un equipo que siente el miedo del descenso. 

¿Cómo fue esa transición hacia la debacle? ¿Puede salvarse el equipo ché de perder la categoría? ¿Se puede ir Peter Lim?

Con su flamante propietario ilusionado llegaron fuertes inversiones en fichajes e incluso el inicio de la construcción de un nuevo estadio que sería la envidia de Europa y supondría la generación de más ingresos al club. Pero he aquí que, como con Al Thani en el Málaga, había trampas. La de Lim fue que él pagaba los traspasos y cedía a los futbolistas a su Valencia. Pero luego el club estaba obligado a comprárselos… y con intereses. Más dinero para él, más deuda para su empresa, que no podía permitirse esos gastos por sí misma. A Lim le daba igual. 

Gonçalo Guedes celebra un gol
Gonçalo Guedes celebra un golRFEF

Al menos, a nivel deportivo, la situación escondía la realidad. Como el Málaga de Champions, exitoso en el campo pero podrido en la gestión. Con Murthy y Alemany gestionando el club valenciano, con Marcelino en el banquillo y con jugadores como Joao Cancelo, Guedes, Rodrigo o Gameiro como protagonistas, llegaron dos clasificaciones para la Champions (17/18 y 18/19) y una Copa del Rey. 

De la Copa al desastre

Aun con esos éxitos, Lim se aburría. Y más lo hizo cuando Marcelino y Alemany pidieron más inversión para que el equipo diera el siguiente paso y pudiera luchar por más títulos. Su respuesta fue despedir a ambos en menos de un mes. A partir de ahí, el caos

Se designó a César Sánchez como director deportivo tras disputar la primera edición de la Supercopa Española en Arabia Saudí. Albert Celades fue designado como entrenador y, casi a la postre, el club ingresó en una serie de malos resultados que, con la pandemia, se convirtieron en una temporada de terror. Del nuevo estadio, ya con los cimientos puestos, se olvidó porque, entre miles de excusas y recursos, quería que lo pagara las administraciones públicas

Una visita al Nuevo Mestalla
Una visita al Nuevo MestallaValencia CF

Los aficionados ya empezaban a mostrar su disgusto, viendo que todo había sido una cortina de humo. Se sentían engañados, estafados. Ya no es que no hubiera inversión, es que la deuda era tan alta que había que vender a los mejores futbolistas para no entrar en bancarrota. Como el Málaga post Champions. 

Fracasada la etapa de César Sánchez -dimitió- y de Celades -destituido-, llegó Miguel Ángel Corona como coordinador de fútbol. La realidad es que Murthy nunca le dejó hacer ni le dio el mando en plaza que necesitaba. Las decisiones, como siempre, se tomaban fuera del club a través de representantes que convencían a Lim para que les hiciera caso. Y eso no hacía más que bajar el nivel de calidad de la plantilla y enfurecer aún más a la sufrida afición que veía el ocaso que el dueño de la sociedad no quería ver. Y aun así, la fe de los entrenadores y de la plantilla dieron para una nueva final de Copa con José Bordalás como técnico. Se perdió. La respuesta, en vez de seguir por ese camino de construcción, fue destruir de nuevo el proyecto malvendiendo a Carlos Soler, la estrella y estandarte del equipo. 

Carlos Soler celebra el pase a la final de Copa
Carlos Soler celebra el pase a la final de CopaRFEF

De un renacer a otra apuesta fallida con el abismo cerca

A raíz de aquello, la crispación social subió mucho más, los gritos de “Lim, vete ya” que se repetían -y se repiten- en miles de gargantas en cada partido, así como la imposibilidad de reactivar la construcción del Nuevo Mestalla, hizo que Lim se hartara de Murthy el pasado verano y rescatase a Layhoon Chan, a quien colocó como presidenta. Y para mostrar “su compromiso”, nombró a su hijo, sin experiencia en gestión de clubes o deportiva, consejero. ¿No recuerda al Málaga de Al Thani con sus hijos sin formación alguna?

Layhoon Chan, presidenta del Valencia
Layhoon Chan, presidenta del ValenciaValencia CF

La situación, lejos de mejorar y como era de esperar, ha empeorado. Y lo que es peor, que no se ve aún el fondo del pozo. La situación económica es compleja y más que lo sería si se consuma el descenso a Segunda división. Sin poder pagar por traspasos ahora mismo, los sueldos de la mayor parte del equipo no se podrían sostener en la categoría de plata. Igual que le pasó al Málaga, que lleva ya cinco temporadas perdido en ese limbo deportivo. 

De ahí que Chan no quiera ni oír hablar de comparaciones con los andaluces. Pero la realidad para el valencianismo es que son muchas similitudes, demasiadas. De una gran inversión inicial a no querer gastar ni para un paquete de pipas. De los aires de grandeza a sobrevivir como se pueda. Y, por supuesto, con las obras paralizadas de un nuevo estadio que también quiso construir Al Thani en Málaga y ni fue capaz de comenzar las obras de la Ciudad Deportiva. 

En Valencia se vive entre el malestar social y las decisiones apresuradas. Los que quieren irse y no pueden. Los que se van cuando pretenden quedarse. Las rupturas, los desenlaces inesperados. El Valencia recoge los frutos de la siembra realizada desde el 2018 y, por ahora, no vislumbra un futuro alentador sino todo lo contrario