Hubo que sufrir y esperar hasta el suspiro final, minuto 87, para que el Villarreal pudiera celebrar el triunfo ante el Austria de Viena. Una buena acción de Morales, que ya había anotado un hat trick en el encuentro anterior frente a los austriacos, dejó solo a Jackson para que este firmara a placer el tanto que dio los tres puntos.
Pero antes de esa alegría, los de Unai Emery aburrieron. El conjunto local, sabedor de su inferioridad, no quería esta vez ante su público encajar otros cinco goles. Se encerró sin tapujos para evitar la velocidad y el desborde de los amarillos.
El ritmo del Villarreal no suele tampoco ser para echar cohetes, así que entre el autobús colocado por Manfred Schmid y el poco riesgo de los visitantes, apenas se llegó a las porterías. Sólo Danjuma parecía dispuesto a romper la monotonía, pero no fue suficiente para impedir el cerocerismo.
El Austria sólo quería contragolpes, pero la defensa del Submarino achicaba espacios sin demasiados problemas. Gruber y Fitz lo intentaron, pero Reina, que volvía a la portería tras su lesión de cadera, vivió un plácido retorno. Como este, todos los partidos, podría decir el bueno de Manolo.
Emery reaccionó para buscar un revulsivo que rompiera la monotonía. Y lo encontró otra vez en Morales. El comandante le metió velocidad, ganas, garra. Y con él llegó el gol. Yeremi Pino le encontró al espacio y Morales aceleró, se internó en el área y le dejó de tacón a Jackson un regalito que este no desperdició.
Gol, victoria y casi clasificados para la siguiente fase.
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