Montse Tomé seguirá al frente de la Roja hasta después de la Eurocopa de 2025, torneo en el cual está garantizada la presencia de la vigente campeona del mundo pese a que aún restan un par de jornadas de la fase de clasificación. La exjugadora lleva en el cargo desde septiembre, cuando se anunció la convulsa marcha de Jorge Vilda, y ya puede presumir de tener un título como máxima responsable del banquillo -la Liga de Naciones-.
Lo cierto es que sus primeros días en el cargo estuvieron marcados por la polémica. Tal fue el conflicto que tuvo que intervenir el propio Gobierno y algunas voces autorizadas apuntaron hacia una prematura destitución. Todo saltó por los aires con motivo de la concentración de Oliva (Valencia), para la cual llamó a filas a futbolistas que habían expresado su rechazo a competir ante Suecia y Suiza -mención especial a Mapi León y Patri Guijarro, ausentes en Australia y Nueva Zelanda-.
En un comunicado de lo más institucional, la RFEF destaca que Tomé es "una seleccionadora de la casa" y que "presenta un inmaculado currículum desde que tomase los mandos de la selección". A nivel de resultados, por supuesto, la nota es de matrícula de honor porque el balance es muy positivo (11 victorias y sólo una derrota). Su examen más complicado llegará en las próximas semanas, cuando perseguirá la medalla de oro en los Juegos Olímpicos.
Montse tiene una oportunidad histórica en la capital francesa, donde el cuadro femenino se estrenará en una cita de tales características. Hay un sinfín de motivos para colocarle esa etiqueta de favorita que nadie quiere portar, aunque conviene recordar que una de las rivales en fase de grupos será la temida Japón, que se impuso por 4-0 en la cita celebrada en Oceanía. Cualquier reto parece posible para Aitana Bonmatí, Alexia Putellas y compañía.