Italia despierta: a la espera de Chiesa, Spalletti disfruta del bloque nerazzurro
Entusiasmar, no ha entusiasmado. Pero al menos, la Italia de Luciano Spalletti sabe ganar. Incluso cuando tiene que sufrir. No es que en la gira por Estados Unidos tuvieran enfrente a dos selecciones de primer nivel, pero como el propio seleccionador se empeñó en señalar (ligeramente molesto) al final del partido contra Ecuador, en el fútbol moderno ya no hay equipos fáciles y todos los partidos son difíciles.
Y lo han sido. Hasta España, que fue derrotada por Colombia en Londres, lo sabe bien. Y, para ser sinceros, a las otras dos grandes favoritas de la Eurocopa, Francia e Inglaterra, tampoco les fue muy bien, a pesar de que sus rivales tienen nueve Copas del Mundo en su palmarés: Brasil y Alemania.
Y es por ello que el técnico toscano puede considerarse más que satisfecho con la desordenada pero voluntariosa selección que venció a Venezuela (2-1) y con la más cuadriculada y brillante que superó a Ecuador (2-0):"Es una buena gira, diría que excelente. Por la seriedad de los muchachos y por las respuestas individuales de los jugadores".
La regla del nueve
En un equipo con serios problemas para encontrar a su número nueve titular, fueron los "chicos" que lograron lanzar el balón los que acapararon los focos. Desde Mateo Retegui, autor del doblete que noqueó a la Vinotinto, hasta el laureado dúo formado por Lorenzo Pellegrini y Nicolò Barella que, con dos golazos, uno en el inicio y otro en el final, frustraron las ambiciones de la Tri ecuatoriana.
Pues bien, si la Eurocopa comenzara mañana y Spalletti decide jugar con un verdadero delantero centro, no cabe duda de que la camiseta de titular sería para el ariete del Génova, quien, además de marcar un doblete contra Venezuela, ha demostrado que puede contribuir a la causa azzurra con su gran generosidad.
Sin embargo, el seleccionador no pudo evitar constatar que los azzurri fueron"más equipo en la forma de estar en el campo" contra Ecuador, cuando Italia jugó sin un referente fijo en ataque, pero con un falso nueve (Giacomo Raspadori) que, aunque no jugó su mejor partido, ayudó al mediocampo italiano a hacer menos asfixiante el pressing de los sudamericanos.
Flexibilidad
En general, sin embargo,"estuvimos bien, jugaron todos, hicimos dos partidos muy buenos. Y, en el segundo, lo que dijimos que había que arreglar tras el análisis del primero parece que ha sucedido, así que estoy contento".
Tan contento que "volvemos con la certeza de que muchos de estos jugadores formarán parte de la convocatoria final para la Eurocopa". En general, "el futbolista que puede desempeñar más de un papel tiene ventaja en la convocatoria".
Flexibilidad tanto en los intérpretes como en el módulo táctico, teniendo en cuenta que del 4-3-3 con el que ganó el Scudetto en el Nápoles y que había heredado, gustosamente, de Roberto Mancini, Spalletti parece haber decidido virar hacia el 3-4-2-1.
El bloque del Inter
Lo que le llevó a tomar esta decisión fue el deseo de tranquilizar "al bloque del Inter", que"es al que más jugadores le quitamos. Además, juegan con tres en defensa y tenemos que tenerlo en cuenta'.
"Tenemos que hacer que los jugadores se sientan cómodos en función de cómo juegan en su club. Y en este sentido hemos crecido respecto al primer amistoso contra Venezuela. Dimarco, Di Lorenzo, Darmian pueden hacer más cosas. La nueva frontera del fútbol es ésta: hay que competir en más zonas del campo y no sólo en la propia. También me gustó Cambiaso. El factor de la flexibilidad es fundamental en la competición de verano que vamos a jugar".
Aparte de Retegui, prácticamente todas las demás buenas noticias para Spalletti proceden del partido contra Ecuador: desde los citados Pellegrini y Barella, hasta el inagotable Raoul Bellanova, que dio lo mejor de sí al asociarse con un Nicolò Zaniolo en gran crecimiento.
A la espera de Chiesa
Así pues, con Gigio Donnarumma seguro entre los tres palos, queda por ver si al trío interista formado por Darmian, Alessandro Bastoni y Dimarco se une otro nerazzurro o si, por el contrario, se acaban las noches mágicas de Francesco Acerbi. Pronto lo sabremos, quizá mañana mismo. Mientras tanto, Gianluca Mancini ha aprovechado al máximo su oportunidad.
El otro gran dilema de Spalletti concierne al que probablemente sea el talento más cristalino a su disposición: Federico Chiesa. Italia necesita desesperadamente su clase, su imprevisibilidad, su velocidad, su persistencia, su terquedad y su carácter indomable, además de sus goles.
Es el hombre capaz de dar el impulso para el gran salto, el definitivo. Es la pieza que falta para transformar a la sólida Italia de Luciano Spalletti en el equipo puntero capaz de confirmarse en el techo de Europa. O, al menos, de intentarlo de verdad.