Cuando el diario británico The Guardian recapituló los grupos finales del torneo, fue el primero en mencionar este hecho. Es algo preocupante. Al fin y al cabo, lanzar un penalti es una disciplina aparte. No sólo requiere fuerza en las piernas y horas de entrenamiento, sino también una técnica perfecta y astucia. Por eso era el dominio de los futbolistas que hicieron el juego.
Con el declive del papel clásico del lanzador, esta habilidad, cultivada por Pelé, Maradona, Beckham, Zidane, Messi y Ronaldo, está desapareciendo. En la liga checa, hace poco sorprendió el Spartan Haraslín. Y en la mencionada final de la Eurocopa de 1984, Platini. Los recuerdos resurgen ahora que Francia y España se enfrentan en semifinales.
Por aquel entonces hubo que esperar 57 minutos para ver puerta en el Parque de los Príncipes de París. Antes de que Michael se colocara a un metro por detrás del área de 16 metros y disparara con la diestra esquivando la barrera, hacia el poste derecho. Aunque Arconada estaba allí preparado, el guardameta y eterno capitán de la selección, a quien la Roja debía su pase a la fase final gracias a paradas soberbias, falló de forma estrepitosa.
Se le recuerda, para su desgracia, por ese momento. Cayó al suelo una fracción de segundo demasiado tarde, el balón se escurrió entre sus brazos y se coló por debajo de su cuerpo. Incluso el árbitro, Vojtech Christov, confesó más tarde que para él era un gol incomprensible, igual que su actuación para los perdedores por pitar una falta cuestionable.
Cuando el legendario M. Platini se convirtió en presidente de la UEFA mucho tiempo después, le pidió a Luis Miguel antes de la final de la Eurocopa 2008, en la que España se preparaba para enfrentarse a Alemania, que fuera su invitado para el partido. "Me pareció bien invitar a un antiguo rival", explicó. Y trató de restar importancia a todo el momento, que tanto ha pesado sobre España durante casi un cuarto de siglo. "No tiene nada que reprocharse. Fue un tiro perfecto", bromeó. El destino quiso que el trofeo que había arrebatado a los españoles 24 años antes les fuera entregado tras la final ante los germanos. Era el primero tras 44 años de espera...
Al ex de la Real Sociedad le perseguía el desafortunado momento en todo momento. Era como si se hubiera olvidado que aquel portero de sólo 178 centímetros apodado El Pulpo había llevado a los donostiarras a adjudicarse dos títulos consecutivos. Su legado ha quedado definitivamente limpio gracias a Andrés Palop, portero suplente de España en aquella Eurocopa de 2008. Fue a recoger la medalla de oro con la típica camiseta verde y negra de su predecesor.
Tras la semifinal ganada, negoció su préstamo con un periodista amigo de Arconada e hizo enviar la camiseta por correo aéreo a Viena. En cuanto el árbitro pitó el final, corrió al vestuario para ponérsela. "Cuando recibí la medalla de oro, le dije al señor Platini lo que llevaba puesto por el honor. Me aseguró que haría muy feliz a Luis", relató Palop.
Sólo importa "estar en forma"
Y volviendo a la reflexión inicial, es decir, a los tiros libres fallados. Ha habido 108 goles en la Eurocopa de Alemania, pero ninguno desde esta situación. Y esto sólo ha ocurrido en la historia del torneo una vez, en 1972, cuando sólo se jugaron cuatro partidos. Hace ocho años (con el número de participantes en el torneo aumentado en ocho equipos hasta 24), un récord de cuatro lanzamientos acabaron en la red, mientras que en la pasada edición sólo hubo uno.
El técnico Bartek Sylwestrzak, quizás el mayor experto mundial en la materia, ha dedicado la increíble cifra de 24 años al estudio de los lanzamientos directos. El polaco se centra sobre todo en cómo golpear el balón correctamente. No está contento con la situación actual. "Si los responsables comprendieran la oportunidad que ofrece esta norma, si los jugadores se hubieran dedicado a ella en la preparación... pero los entrenadores y los analistas, que no saben mucho del tema, dicen: '¡No tiréis! Es absurdo y una gran oportunidad perdida", afirma el especialista, que ha pasado por clubes como el Midtjylland y el Brentford.
Como ejemplo, el joven entrenador cita a Jamen Ward-Prowse, centrocampista del West Ham, que está teniendo un impacto regular desde esta situación. "Es que él es la excepción. Todos los equipos deberían tener dos o tres jugadores así", opina Sylwestrzak. Su experiencia sobre la forma de los entrenadores modernos no es alentadora. "Es bastante habitual que los clubes disuadan literalmente a los jugadores de hacer algo extra. Lo único que les importa es estar en forma para el siguiente partido. Los que quieren mejorar casi tienen que hacerlo en secreto. Con este planteamiento, sería imposible producir reyes de la línea recta como Alessandro del Piero, Juninho Pernambucano o Andrea Pirlo", señala.
Las estadísticas corroboran sus palabras. En los últimos 15 años, la proporción de tiros directos a puerta en el tercio ofensivo del campo en las cinco ligas europeas de élite ha caído del 25% (uno de cada cuatro) al 19% (ni siquiera uno de cada cinco), según el ya mencionado periódico inglés.
Sin embargo, antes del clímax de la Eurocopa, hay esperanzas de que los aficionados puedan ver alguna diana en estas circunstancias. Los franceses son los amos en este campo, dominando las estadísticas históricas de la competición tanto en el número de goles marcados desde esta situación (cinco) como en los encajados (junto con Inglaterra, tres).