El Girona más gris remonta en El Sadar y ya gana como un equipo grande (2-4)

El Sadar ponía a prueba a un Girona (casi) imparable en LaLiga EA Sports. Vencer en la casa de Osasuna se antojaba casi necesario para estar en la zona alta de la clasificación y con ese reto acudían a Navarra. El atractivo, o al menos un porcentaje importante, estaba en el choque de estilos. Jagoba Arrasate y Míchel Sánchez tienen ideas y plantillas muy diferentes, pero si algo compartían antes de que el árbitro hiciera sonar su silbato era el deseo por adjudicarse una nueva victoria.

Con más asientos vacíos de lo habitual por la lluvia, el cuadro pamplonica tenía un reto mayúsculo por delante: secar a la gran revelación de Europa. Quedó claro desde el principio quién iba a dominar mediante la posesión del juego, el mismo equipo que estuvo cerca de inaugurar el marcador en los compases iniciales. Un centro fantástico de Arnau Martínez que remató Yangel Herrera, infiltrado entre los centrales desde la segunda línea, sirvió para intimidar.

Recién superado el cuarto de hora, sin embargo, un contragolpe letal condenó a los rojillos. El cuero estaba en una de las esquinas de la otra mitad del campo y, con pocos toques y mucha velocidad, los catalanes se plantaron en la zona defendida por Sergio Herrera. Fue el brasileño Sávio Moreira quien dirigió el fugaz e intrépido ataque, Artem Dovbyk se encargó de ejercer como nexo e Iván Martín culminó sin ningún tipo de oposición.

Un cisne de oro

Todo se ponía de cara, un escenario ideal, pero la reacción llegó muy pronto. Parecía una acción aislada por el costado izquierdo, pero los anfitriones encontraron a Moi Gómez en el centro y el ex del Villarreal, con mucha intención, probó a un Paulo Gazzaniga que sólo pudo rechazar el esférico. Y ahí apareció, porque ese es su trabajo, un tal Ante Budimir, quien devolvió las tablas en una nueva demostración de oportunismo.

No cambió el resultado hasta el descanso, pero el 1-1 fue un punto de inflexión. Se animaron los de casa, con un plus de intensidad respecto al rival que se tradujo en un mayor número de llegadas. Así se dio también tras el paso por vestuarios, concretamente con una aparición de Johan Mojica por la banda izquierda. Ya había amenazado el colombiano y, sólo unos instantes después, se la puso al ariete croata, que firmó el de la remontada con un cabezazo espectacular.

Del éxtasis a la resignación

Aimar Oroz se convirtió en proveedor de balones. El canterano distribuyó para un lado y para otro con el afán de comandar a un grupo dispuesto a darle alegrías a su afición. La frustración volvió cuando Dovbyk aprovechó la debilidad de la zaga, con David García como principal señalado, tras un sobresaliente pase de Miguel Gutiérrez en el 71'. El dominio estaba siendo claro y apisonador desde hacía un buen rato, pero los de Montilivi, que estaban muy incómodos, encontraron la fórmula.

Tras ingerir la pastilla más efectiva, la del gol, los de Míchel se crecieron en uno de sus días más grises. Había entrado al campo Viktor Tsygankov, un revulsivo perfecto, y una acción rocambolesca y desafortunada condenó al finalista de la Copa del Rey, al que le faltó contundencia otra vez para evitar el 2-3. El ucraniano puso por delante a los suyos cuando se acercaba el desenlace y Aleix García sentenció con un remate soberbio justo cuando se anunció la propina.

Jugador Flashscore del partido: Artem Dovbyk.

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