Indignación en Valencia: Peter Lim asiste impasible al hundimiento del equipo
El viernes a las 22:00 el Valencia debutará en LaLiga 22/23 con una sola cara nueva: Pepelu, el mediocentro fichado del Levante por cinco millones de euros. A cambio, se ha marchado Yunus Musah al Milán a cambio de 20 millones. También se han ido Cavani, Toni Lato, Nico González, Samuel Lino, Ilaix Moriba y Justin Kluivert. La pérdida de potencial ha sido brutal. Además, se ha lesionado el canterano Alberto Marí, uno de los jóvenes que contribuyó decisivamente a salvar al equipo antes del verano. Las operaciones para incorporar a Sergi Canós, Selim Amallah o Rafa Mir están paradas o ralentizadas por orden directa del empresario de Singapur, de 69 años, que lleva 9 años al frente de un Valencia cada vez más debilitado y con objetivos menores.
La entidad, a punto de comenzar el campeonato, se encuentra en una situación de bloqueo que nadie entiende. El director deportivo, Miguel Ángel Corona, está con las manos atadas para poder ejecutar operaciones, el entrenador y los jugadores claman por refuerzos y callan lo que piensan y la afición, en general, ha llegado a un punto de indignación y hastío que jamás se había vivido por Mestalla.
El capitán, José Luis Gayá, se erigió en portavoz de la plantilla para solicitar fichajes pero su petición, una vez más, parece haber caído en saco roto. La cesión de Marcos André al Valladolid, que supondrían la llegada de Amallah, se ha detenido porque Lim no quiere cesión sino traspaso. Además, pide las ventas de Castillejo y Racic para obtener más liquidez.
Así las cosas, el Valencia no puede plantearse otros objetivos que no sean la permanencia. Lim está haciendo todo lo posible por enterrar su grandeza. Lo peor de todo es la impotencia y la rabia infinita que siente todo el valencianismo por no poder hacer nada. El equipo necesita un salvavidas urgente pero puede que el dueño del barco sea el responsable de su hundimiento.