El entrenador argentino, de 42 años, aceptó la propuesta que recibió de parte de la dirigencia del club de la banda roja a finales de 2022, después de que Gallardo decidiera ponerle fin al ciclo más brillante de la historia de River Plate (14 títulos) tras ocho temporadas y media.
"Sentí que estaba preparado", confesó Martín Demichelis el sábado tras coronarse campeón.
Sin antecedentes como entrenador en Argentina, dio sus primeros pasos en Málaga, donde se retiró a mediados de 2017, y dos años después asumió como conductor del equipo sub-19 del Bayern Múnich. En 2022 obtuvo la licencia de entrenador UEFA Pro.
Durante cuatro años, Demichelis se preparó en las divisiones formativas del club bávaro, pero el reto fue volver a River, club al que había llegado en 2000 como un defensor juvenil y en el que debutó en primera división en septiembre de 2001.
En aquel paso por el equipo de la banda roja, Demichelis actuó en 52 partidos, aunque lo que más se recuerda fue un clásico frente a Racing que River ganó (2-0) y en el que el defensor atajó durante los últimos minutos por la expulsión del portero, con una actuación decisiva para la obtención del título del torneo Clausura de 2002.
Una dilatada trayectoria como jugador
Así como viajó de Alemania a Argentina a finales de 2022, había hecho el camino inverso 19 años antes -cuando Bayern lo adquirió en cinco millones de euros- y se convirtió en titular del equipo bávaro.
En su paso por el conjunto de Múnich, completó 259 partidos y 15 goles anotados, mientras que celebró cuatro Bundesligas, dos Copas de la Liga, cuatro Copas de Alemania y una Supercopa alemana.
Además de River y Bayern, la carrera de 'Micho' como jugador pasó por Málaga, Espanyol y Manchester City, club con el que obtuvo una Premier League (2014) y dos Copas de la Liga.
También fue parte de la selección argentina durante varias temporadas, con la que disputó dos Mundiales, incluidos los cuartos de final en Sudáfrica (2010) y el subcampeonato en Brasil (2014).
"Mi familia habla varios idiomas, pero en casa se habla uno solo: el idioma riverplatense", dijo a su vuelta a Buenos Aires, en referencia a la identificación de sus afectos con el club Millonario, incluido su hijo Bastian, que juega en las divisiones formativas de River.
Bajo perfil
Más allá de sus apariciones en los partidos y en las ruedas de prensa, Demichelis redujo al mínimo su exposición pública desde que aterrizó en su país.
"No tengo redes sociales. Sólo uso la televisión o la computadora para ver partidos", comentó.
Este sábado en la coronación, ante una multitud de hinchas del equipo millonario en el Monumental de Buenos Aires, Demichelis dejó escapar sus emociones y agradeció "a la vida" por la alegría del campeonato.
Vestido de traje, como hizo habitualmente durante el torneo, Demichelis dirigió en el triunfo 3-1 ante Estudiantes. Pero apenas terminó el encuentro se puso una camiseta con el nombre de su madre, que murió cuando él tenía apenas 15 años y no llegó a verlo jugar en primera división.
“Tengo la camiseta con el nombre de mi madre porque ella era mi fanática número 1. Venía controlando las emociones bastante bien, después el equipo me emocionó por cómo jugó en el primer tiempo", dijo emocionado el entrenador.
"Luego ves que se acerca el tiempo de ser campeón y se te vienen todos los recuerdos a la cabeza”, contó Demichelis.
Circulo de confianza
Para su desembarco en el popular club de la banda roja, se apoyó en dos excompañeros, el exportero Germán Lux y el zaguero recientemente retirado Javier Pinola.
Impuso un método de trabajo exigente con la certeza de tener un equipo que pueda jugar a un ritmo intenso el mayor tiempo posible.
River mantiene la vocación ambiciosa y ofensiva de los equipos de Gallardo. Demichelis además se muestra atento en los detalles y en el análisis de los rivales.
En estos primeros meses como conductor, el River de Demichelis tuvo apenas un par de tropiezos al comienzo.
Pero se hizo intratable una vez que logró consolidar su fisonomía de juego en la Liga Profesional que ganó cuando faltan por jugarse dos jornadas, además de firmar con cierto sufrimiento el billete a los octavos de final de la Copa Libertadores.