El Palma Futsal, bicampeón de la Champions tras hundir al Barça (1-5)
La gran fiesta del fútbol sala español, trasladada a Armenia, sólo podía tener un ganador. Y ese fue el Palma Futsal, que reeditó el éxito del año pasado para demostrar que no fue casualidad, que son los mejores de Europa y que el título se va a Mallorca.
Fue el campeón, precisamente, el que, con una mejor colocación y mayor agresividad en la presión, dominó los primeros compases de la final, gozando de las primeras oportunidades con Gordillo, que ya fue clave en la semifinal, y Rivillos, y exigiendo mucho a Dídac Plana, el portero del Barça.
Poco a poco, con las rotaciones, fueron cambiando las tornas y los catalanes comenzaron a soltarse en ataque. A 6:30 para el descanso, los baleares ya habían cometido las cinco faltas y llegaron las primeras claras opciones para los culés, con un golpe franco de Catela y un contragolpe de Touré. El preámbulo del gol que firmaría en el minuto 15 Adolfo para poner en ventaja al Barcelona.
Pudieron incluso llegar más, pero las paradas de Luan y la mala puntería de Pito lo evitaron. En cambio, el Palma encontró petróleo en un saque lateral que empalmó Rómulo de volea para poner el 1-1.
La reacción azulgrana fue instantánea con dos dobles penaltis, pero Catela y Ferrao no acertaron a batir a un enorme Barrón. Unas paradas que animaron a sus compañeros, que firmarían la remontada con el 1-2 a siete segundos del descanso con un tiro libre de Vilian Lourenço.
Los palos y Luan Muller
Obligados a remontar, los catalanes se volcaron hacia la meta mallorquina y gozaron de varias ocasiones clarísimas. Las mejores, un disparo al larguero de Lozano (min. 26) y otro al palo de Touré (min. 32). Y si no era la madera, era Luan el que volvía a impedir el empate con paradas inverosímiles, incluida una a Catela en la línea de gol.
El gol rondaba la portería del Palma, pero a su vez había muchos espacios para montar algún contragolpe. Y en esas, en una acción que pareció diseñada por la inteligencia artificial, apareció Neguinho para poner la puntilla y marcar el 1-3.
Aún quedaban seis minutos para el final, pero no hubo milagro del Barça. Al contrario, el Palma marcó un cuarto y un quinto gol a puerta vacía para volver a hacer historia al sumar su segundo entorchado, consecutivo además, en la Liga de Campeones.