Se acabó el culebrón y Simeone ya no tendrá que tirar de calculadora ni de porcentajes para saber cuándo puede alinear a Griezmann. El acuerdo de cesión por dos años por el que el francés regresó al Metropolitano incluía una compra obligatoria de 40 millones de euros en caso de que el futbolista disputase más de 30 minutos en el 50% de partidos que estuviera disponible durante el tiempo que durase el préstamo.
El Atlético estudió la situación e intentó negociar con el Barcelona una importante reducción de esa cantidad. No estaban dispuestos a abonar lo pactado por un futbolista que había bajado su rendimiento y que tendrá 32 años cuando se acabe la actual campaña.
El club catalán se negó en redondo y se remitió al acuerdo original. Así que en el Atlético hicieron números. Griezmann sólo podía jugar más de media hora en un máximo de 10 partidos oficiales. En el resto, 30 minutos o menos. Y así se lo hicieron ver a Simeone.
En el Barça, ante ese nuevo marco, se estudió incluso denunciar por un posible incumplimiento o mala fe a la entidad madrileña. Pero, finalmente, han aceptado rebajar la cantidad a pagar, que queda ahora fijada, juegue lo que juegue el galo, en 20 millones más otros cuatro en variables.
Acuerdo positivo para las tres partes. El Atlético porque se ahorra 20 millones de euros. El Barcelona porque ya sabe que Griezmann, y su altísima ficha, no volverán nunca. Y el futbolista porque por fin podrá hacer lo que le gusta, jugar sin ataduras.