Preludio de una crisis. Acusaciones, fuego cruzado. Responsabilidades compartidas que recaen en un vestuario fragmentado, que no tendrá a su gran estrella -Mbappé- para la ida de los octavos de final de la Champions contra el Bayern.
La prensa estalla. Los aficionados prevén lo peor. Mientras que el Bayern remonta y mejora las falencias de la delantera -perdió a Lewandowski (34) en el verano- el cuadro parisino requiere de algo más que goles para subsanar una herida abierta desde la pasada eliminación de la Copa de Europa en manos del Real Madrid.
En esa noche, el Bernabéu cortó más de una cabeza en el PSG -empezando por las de Pochettino y Leonardo-. Y, acto seguido, dejó en el limbo a una serie de puntos débiles de la plantilla que, con la serie de derrotas que acompleja al cuadro parisino, tienen su continuidad amenazada.
El primero que aparece en la rampa de salida del Parque de los Príncipes es Neymar (30). El brasileño, acorde a la información que han entregado diversos rotativos franceses, ha desatado una bomba de tiempo que le pone en riesgo de cara al mercado de verano.
La alta ficha y el elevado salario que vislumbra el contrato del atacante impiden que su movilización de París sea un elemento sencillo. Por ahora no existen ofertas formales por sus servicios. Sin embargo, en caso de que llegue una cifra llamativa podría darse una salida.
Los medios franceses apuntan a una discusión como el detonante de la nueva problemática parisina. Luis Campos, asesor deportivo, le habría recriminado una presunta “falta de intensidad” a Marquinhos (28) y a Neymar. Los dos cariocas, en ese contexto, presentan una situación inesperada que despierta dudas en un vestuario supeditado al desenlace de los octavos de la Champions.
Neymar, la estrella que recaló en París por más de 200 millones de euros, mantiene un valor de 75 y es uno de los mejor pagados de la plantilla. El extremo suma 17 goles y 14 asistencias en una temporada llena de altibajos.