Habrá disputado decenas de finales, habrá ganado 30 títulos con el Barça, habrá sido campeón mundial y europeo, habrá levantado la Champions... todo eso seguro que pasó por la cabeza de Gerard Piqué cuando saltó a calentar por última vez en el Camp Nou.
Y seguro que, aunque acostumbrado a mil batallas, le costó concentrarse cuando fue ovacionado por su público, congregado para despedirle en las gradas con el Almería como testigo.
Hubo muchos momentos emocionantes en esos prolegómenos del encuentro. Uno de ellos, el poder salir con sus hijos, Milan y Sasha, acompañándole incluso en la foto oficial.
Otro más, el ver a sus compañeros, amigos de la infancia varios, como Busquets o Jordi Alba, saltando al terreno de juego vistiendo su camiseta, la del dorsal 3 a la espalda con su nombre.
Y luego, por supuesto, ya en el encuentro, cuando en esos primeros instantes, hasta el Almería pareció querer poner su granito de arena permitiéndole un rondito en defensa para que, cada vez que tocase la bola, recibiera aplausos de los seguidores barcelonistas.