La hora de Iñaki Peña llega ante el Plzen una década después de su llegada al Barcelona
El gran problema para cualquier portero de fútbol es que sólo puede jugar uno y, normalmente, las sustituciones no se utilizan durante un encuentro para cambiar al titular. Si se le añade que uno de esos metas de un equipo es uno de los mejores del mundo, apaga y vámonos. No sólo sucede en los grandes, pero ahí sí es más difícil brillar. Que se lo pregunten a Iñaki Peña.
Con sólo 13 años dejó el infantil del Villarreal para vivir la aventura de la Masía en Barcelona. Allí creció un Iñaki que fue quemando etapas como uno de los guardametas españoles con más porvenir. De ahí que fuese internacional en todas las categorías inferiores de la selección hasta llegar a la sub21. Y ahí se quedó.
Al dar el paso al primer equipo se encontró con que no había oportunidades para él. Ter Stegen (30) le cerraba -y aún lo hace- la puerta. Y detrás de él, primero Cillessen (33) y después un Neto (33) que sólo jugaba las migajas que iba dejando el alemán en sus contadas ausencias. Así que Peña eligió salir y se marchó cedido la pasada temporada al Galatasaray.
Le costó jugar en el conjunto turco porque allí defendía el marco un veterano internacional como Fernando Muslera (36). Tan sólo seis partidos de Liga y dos en Europa tuvo para mostrar sus cualidades, pero uno de ellos fue en el mejor escenario posible para él, el mismísimo Camp Nou. Peña fue la estrella de su equipo aquel día y su actuación le sirvió para que Xavi contase con él como segundo guardameta esta campaña.
Ahora tendrá por fin su oportunidad de defender la portería del Barcelona en encuentro oficial. Y espera que no sea la única. La Copa del Rey le espera, como también aguarda alguna oportunidad en la Europa Liga, aunque, estando sano Ter Stegen, no será nada sencillo.