Después de tener que abandonar la cantera del Barcelona por las irregularidades con las que el club azulgrana fue sancionado por traspasos de jugadores menores de edad, Kubo se vio obligado a volver a su país natal para proseguir con su incipiente carrera futbolística.
Nunca le perdieron desde La Masía de vista, pero cuando cumplió la mayoría de edad, en 2019, prefirió firmar por el Real Madrid, donde le ofrecieron un mejor proyecto, y más dinero también. Sin embargo, nunca se pudo asentar en la primera plantilla. Al principio era normal, un recién llegado que tenía que acostumbrarse al fútbol español.
De ahí que, una vez decidido que el Castilla se le quedaba pequeño, se le buscara una cesión. En Mallorca jugó con regularidad y comenzó a dar muestras de su enorme potencial. 35 partidos, 4 goles y 4 asistencias eran buenos números para un equipo en descenso.
El siguiente paso, sin sitio aún por su condición de extracomunitario, era jugar en un equipo con aspiraciones europeas. El Villarreal parecía un gran destino, pero todo se torció con Unai Emery y en el mercado invernal se marchó al Getafe, donde sólo anotó un gol y dio una asistencia en 18 partidos.
Vuelta a Mallorca con destino a San Sebastián
No eran los números que se esperaban de la gran promesa nipona, por lo que fue el propio Kubo quien quiso volver a Mallorca, de vuelta en Primera, donde se había encontrado cómodo y querido. Jugó más, pero no marcó las diferencias que se esperaban. Su estrella se estaba apagando con apenas 20 años.
Kubo quería jugar en el Real Madrid. Era su gran objetivo desde que regresó a España. Pero Ancelotti no le dio oportunidades en la última pretemporada. No tenía sitio ni por nivel ni por pasaporte, con Vinicius, Militao y Rodrygo ocupando las tres plazas. Y otra cesión no tenía demasiado sentido. Necesitaba asentarse definitivamente en un club y en una ciudad.
Ahí es donde apareció la Real Sociedad el pasado mes de julio. Un club con aspiraciones continentales, con una idea de juego basada en tener la pelota y con un entrenador sin miedo por dar oportunidades a jóvenes. El lugar perfecto para explotar sus condiciones.
El Real Madrid, que ya había perdido años atrás todos los derechos sobre otra gran joven promesa como Odegaard -que también jugó en la Real-, al que vendió al Arsenal hace tres temporadas, no quería repetir con Kubo la misma operación, así que se guardó un porcentaje del 50% de sus derechos cuando lo traspasó por 7 millones de euros, además de poder repescarlo al final de cada una de las cinco campañas por las que fichó por los txuri-urdin.
A lucirse en el Bernabeú
Kubo está siendo uno de los referentes ofensivos de los donostiarras. Junto a Silva y Brais Méndez suele formar una tripleta de mediapuntas que genera juego y goles. El asiático, de hecho, ya ha marcado tres esta temporada y ha repartido dos asistencias.
Su último gran partido fue en el derbi contra el Athletic, donde marcó un golazo. Después se lesionó y no se escondió ni mucho menos en su vuelta al Camp Nou el pasado fin de semana. Ahora tiene otro deja vu, el de pasar por el coliseo blanco, donde sigue esperando algún día poder jugar como local.
El partido de este domingo, a las 21 horas, será una gran ocasión para mostrarse de nuevo a la afición madridista y enseñarles que está lo suficientemente maduro como para, quién sabe cuándo, cumplir ese sueño.