Mucha diferencia la que se vio desde el pitido inicial en el Reale Arena de San Sebastián entre la Real y el Sheriff. Los donostiarras, como era de prever, se quedaron con el balón y ya no lo soltaron hasta el final, no sin antes demostrar lo que es capaz de hacer con él, claro está.

Porque los moldavos se plantaron para encajar el menor número de goles posibles. Ese era su único plan. Así que el único peligro verdadero para los locales era un posible exceso de relajación. Más aún cuando Zohouri, tras un manotazo a Rico, fue expulsado por dos amarillas a la media hora de juego. 

Era cuestión de tiempo que el marcador se abriera. Lo pudo conseguir Brais en el primer disparo a palos aunque se encontró con un buen Celeadnic. Y luego en otro tiro que rechazó el poste. Lo mismo que le pasó a Carlos Fernández. Cuánta falta le hace un gol al ex del Sevilla tras lo mal que lo ha pasado... el que sí lo consiguió al borde del descanso fue Sorloth. Menudo lanzamiento el del noruego para, por fin, anotar el tanto merecido. 

Como el encuentro discurría plácidamente, Imanol decidió dar bola a los suplentes y canteranos. Le respondieron bien. El monólogo con el balón continuó, sabedores de que el segundo llegaría más pronto que tarde. Lo hizo en el 65, con una buena acción entre Turrientes, Navarro y Rico que acabó este último entrando como un tren sin frenos. 

El Sheriff seguía resistiendo lo que podía hasta que Kubo asistió a Navarro para que este, buen partido el suyo, también se fuera a casa con un golito. 3-0 que pudieron ser incluso más. Daba igual, el trabajo ya estaba hecho. 

Con esta victoria, ya matemáticamente en la segunda ronda, la Real sólo necesitaría un empate en casa ante el Manchester United para pasar directamente a octavos de final sin pasar por la eliminatoria previa. 

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