"Esta no es la moto que necesito para comenzar el Mundial. Necesito un paso adelante de esa moto. Y ahora ya toca resolver esos problemas, aunque no sé cómo", ha comentado muy pesimista el ilerdense después de ir descartando estos días tres de las cuatro monturas que Honda había preparado para estos días de tests.
Y con la que se han quedado, que es con la que irán a Portimao para las siguientes pruebas, las sensaciones no son nada positivas tampoco. "Tenemos los mismos problemas del año pasado. La velocidad punta no es mala, pero tardamos demasiado en llegar ahí, es cosa de la tracción. En Europa, con rectas cortas, nos será difícil. Y en frenadas de gran velocidad también necesitamos parar mejor la moto para ser más constantes. En la frenada de la primera curva perdemos una décima y media o dos respecto de las Ducati".
Al menos, Márquez se marcha de Malaysia con algo positivo, su estado de forma, lo que es una novedad después de dos años muy complicados. "Físicamente estoy muy bien, pude pilotar con la mejor actitud. Ahora puedo decidir cuándo ir deprisa y cuándo lento, algo que el año pasado era imposible. Estoy más contento con mi físico que con la moto".