Si Nadal quiere conseguir el único gran título que le falta, el torneo de maestros ahora conocido como ATP Finals, y por extensión acabar el año como número 1 del mundo, debe ganar todos los partidos que le quedan. Y hacerlo por la vía rápida en esta fase de grupos.
Pero no será una tarea sencilla. Primero, por su estado físico. Aunque la lesión en el abdominal ya está superada, como él mismo ha reconocido, y en los entrenamientos está teniendo buenas sensaciones físicas, otra cosa es recuperar el ritmo de competición.
Segundo, por los rivales. Para encontrar esa velocidad en su juego, necesita cierta adaptación. Algo que no le permiten los rivales porque son los mejores del mundo los que disputan este torneo, el quinto grande del año.
Y tercero, porque si alguien conoce bien a Rafa Nadal, además del propio jugador, ese es Toni Nadal, su tío, su mentor, el hombre que lo convirtió en uno de los mejores tenistas de la historia. Pero Toni, ahora, está en el otro lado de la red. Es el entrenador de Auger-Aliassime.
No es la primera vez que español y canadiense se ven las caras en una pista. La primera fue en Roland Garros y allí no estuvo Toni. No quiso estar. Sin embargo, ahora es diferente. No es París, sino Turín. Y la historia del torneo no tiene las connotaciones sentimentales que le hicieron no querer enfrentarse a Rafa en esa amada tierra batida.
Así que en esta ocasión Toni Nadal sí estará presente en el partido. Y sentado en el palco del tenista canadiense que puede privar a Rafa de seguir adelante en competición. Tendrá, lógicamente, su morbo, si bien el técnico ya ha decidido que no celebrará ningún punto contra su sobrino.
Gane quien gane, no hay dudas de que Toni Nadal estará feliz por cualquiera de los dos.
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