Los All Blacks jugarán el partido inaugural del Mundial, el 8 de septiembre ante los anfitriones franceses, y parecen de vuelta después de sus problemas del pasado año.
Este último partido en el Eden Park se disputó a un ritmo muy alto, con pocos tiempos muertos, con mucho juego de pie de los neozelandeses y una gran agresividad de los atacantes sudafricanos.
Nueva Zelanda empezó fuerte, con dos tries, del medio scrum Aaron Smith y del tercera línea Shannon Frizell, para ponerse 17-0 en el marcador.
El choque llegó al descanso con un claro 20-3 para los locales.
Sudáfrica se resistió en la segunda mitad, donde firmó sus tres tries del encuentro, por medio de Malcolm Marx, Cheslin Kolbe y Kwagga Smith. Los de Oceanía firmaron dos tries en esa segunda mitad, gracias a Will Jordan y Richie Mo'unga, controlando la situación y manteniendo una distancia en el marcador que no le hizo temer por la victoria.
Los All Blacks caminan así con paso decidido hacia un nuevo título en el Rugby Championship, que sería el tercero consecutivo. Le queda para ello terminar el trabajo en la tercera y definitiva jornada, el 29 de julio ante los australianos en Melbourne.