Carlos Alcaraz ganó por la vía rápida los tres partidos anteriores del Abierto de China (contra Mpetshi Perricard, Tallon Griekspoor y Karen Khachanov) y afrontaba el duelo de este martes ante Daniil Medvedev en un buen estado de forma. La sorprendente derrota en la segunda ronda del US Open, frente al neerlandés Botic Van de Zandschulp, forma ya parte del pasado. Es más, no pierde desde entonces, allá por finales de agosto.
Los tres últimos precedentes sonreían al murciano, con mención especial a ese pulso celebrado en Wimbledon, donde a la postre se hizo con el título después de derrotar a un Novak Djokovic algo mermado. Son dos jugadores que integran el top cinco del ranking mundial y que están llamados a seguir víendose las caras en los próximos años. Esta vez, sin embargo, lo hacían en un torneo de menor prestigio -categoría 500-.
El ligero favoritismo de Alcaraz se puso en práctica a raíz del quinto juego, cuando aprovechó la tercera bola de rotura consecutiva para adelantarse en el marcador. Frenar a Medvedev en su servicio era lo más difícil y ya lo había logrado, pero su rival tuvo luego una fantástica oportunidad para enmendar su error y fue capaz de devolverle la jugada. Sin embargo, el frenesí y la falta de lógica no cesaron, así que los restos volvieron a acaparar el protagonismo hasta el 4-4.
A un paso del título
Tras esa derecha invertida del ruso que devolvió las tablas, este último consolidó el break al fin y se quedó a un paso de establecer el 1-0 en el luminoso. La respuesta del jugador de El Palmar estuvo a la altura de las circunstancias, de modo que la emoción se mantuvo hasta conocer al vencedor de la manga inaugural. Cuando el escenario del desempate se vislumbraba, Daniil volvió a desperdiciar el servicio y su oponente recogió el guante (5-7).
En el segundo set, el principio del guion anterior se repitió a la misma altura. Carlos había fabricado otra vez una valiosa ventaja, en esta ocasión con algo de fortuna porque la bola tocó la cinta y eso dejó sin capacidad de reacción al moscovita, que requirió de asistencia médica por unas dolencias de carácter muscular. Entre una circunstancia y otra, todo iba encaminado hacia el triunfo del vigente campeón de Roland Garros, quien venció por 3-6.