Podría decirse que ha costado lo suyo arrebatarle la corona de forma definitiva a cualquiera de los tres monstruos que la han tenido encima de sus cabezas a lo largo de los últimos 20 años.
Alcaraz ha tenido mucha presión encima desde antes de su debut. Un chico español que empezaba a asomar la cabeza en el ocaso de la carrera del más grande de la historia de su país y del que solo se escuchaban buenas palabras por aquellos que sabían del juego. ¿Sería el elegido o quizás uno más de todos esos candidatos al trono que finalmente no daban la talla?
Rafa Nadal ganó su primer título, Roland Garros, con 19 años, y su cuarto trofeo de Grand Slam, que también fue Roland Garros, a los 22 años y cinco días. Alcaraz ha tardado únicamente 21 años y 70 días en acumular cuatro grandes, casi un año completo menos.
Al de El Palmar le han bastado tres sets (6-2, 6-2, 7-6) para ganar la final de Wimbledon ante uno de los tres mejores tenistas de la historia, Novak Djokovic (37).
La duda que surge al ver a esta potencia de la naturaleza llamada Carlos Alcaraz es hasta dónde va a llegar. Las guerras del pasado hicieron que la riqueza se distribuyese equitativamente entre tres. A día de hoy el panorama parece más tranquilo. Hay enemigos potentes y hambrientos como Sinner (22) especialmente, y otros como Medvedev (28) o Zverev (27) que amenazan al actual número tres del ranking ATP, pero no parecen tener la fuerza necesaria y consistencia, como se ha visto en duelos directos, para alejarle del trono por mucho tiempo.
La precocidad del murciano plantea la cuestión de, en caso de mantener el nivel que está demostrando y de que no surjan o se desarrollan jugadores de su talento, si su reinado podría ser el más largo y grande de la historia.