Publicidad
Publicidad
Más
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Djokovic es inmortal y quiere la revancha con Alcaraz en su 10ª final en Wimbledon

César Suárez
Djokovic celebra el triunfo dedicándoselo nuevamente a su hija
Djokovic celebra el triunfo dedicándoselo nuevamente a su hijaReuters
Novak Djokovic es insaciable, inmortal podría decirse. El serbio, a sus 37 años, a pesar de su reciente operación de menisco (hace 37 días) ha sido capaz de superar adversidades y adversarios y volver a citarse con Carlos Alcaraz en lo que será la reedición de la final de Wimbledon del año pasado.

CENTRO DE DATOS DEL MUSETTI-DJOKOVIC

Fue tan bonita, tan emocionante, tan épica, que había que repetirla. La inolvidable final sobre la pista central del All England Club de 2023 se volverá a vivir en 2024. Alcaraz defenderá su título tras haber derrotado a Medvedev, como hiciera también el pasado año. Djokovic eliminó a Musetti para alcanzar su 10ª final en la hierba londinense, la 36ª en un Grand Slam. 

El serbio siempre tiene dudas. Su físico no recupera como antes, pero su espíritu competitivo y su hambre por ganar puede con todo. Incluso con un Musetti que lo intentó de todas las maneras, mas fue incapaz de aguantar en los puntos de la verdad. 

Por ejemplo, en el primer set. Tras conceder un break en el 3-2, lo recuperó con 5-4 y saque para igualar, pero hasta ahí llegó porque Nole volvió a quedarse con el saque de su oponente para apuntarse la primera manga. 

Un tie-break mortal para el italiano

En la segunda, Musetti pareció aprender la lección y cómo contrarrestar los golpes del número 2. Rompió el servicio y lo consolidó con un 2-0. Con mantenerlo tendría el segundo set en el bolsillo, pero con 3-2 a favor, perdió en blanco su saque y eso permitió al Djoker recuperarse. Y aunque se llegó al tie-break, ahí el serbio estuvo impecable. Siempre responde bien en los momentos calientes. 

Le hizo mucho daño al italiano verse 0-2 en contra a pesar de tener más puntos ganadores que su rival. Pero en un duelo con tanto equilibrio hay que saber jugar los puntos decisivos, no fallar. Y él lo hizo. Tan solo se creció cuando, ya con todo perdido, con 3-5 y bola de partido para Djokovic, soltó su brazo. Salvó esa y otras dos bolas para llevarse el juego y obligar a su veterano rival a ganar con su servicio, incluso tuvo bola de break para el 5-5.

¿Qué hizo el depredador del tenis? Pues levantar la voz, o la raqueta, mejor dicho, y ganar por 6-4, 7-6 y 6-4, que es lo que lleva haciendo toda la vida. Eso sí, habrá que ver si el domingo es capaz de superar a Carlos Alcaraz.